¡Arriba las manos! Vengo a cobrar impuestos

Avatar Redaccion | December 15, 2015 95 Views 0 Likes 0 Ratings

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¡Arriba las manos! Vengo a cobrar impuestos

Por José Joaquín Fernández, Miembro de la Sociedad Mont Pelerin y Presidente del Instituto Libertad en San José, Costa Rica. Este artículo fue publicado originalmente el 11 de diciembre, 2015 en La Prensa Libre (Costa Rica).

¿Alguna vez se ha puesto a pensar que solo hay una manera justa y correcta de lograr que otra persona haga lo que Ud. quiere? Solo cuando alguien hace algo por nosotros por voluntad propia es que se considera moral. Y esto solo se logra con una persuasión honesta. La persuasión se puede lograr con engaño y a eso se le llama estafa. Es por eso que para que la persuasión sea correcta y socialmente aceptable debe tener el componente de transparencia y buena voluntad.

Por supuesto que Ud. puede lograr que otros hagan lo que desea por otros medios, pero se consideran delictivos. Estos otros medio se resumen en el uso de la fuerza. Por ejemplo, si Ud usa una pistola, como en un asalto, es muy probable que la víctima haga todo lo que Ud le pida. O bien cuando la mafia o las maras lo amenazan con destruir su propiedad si Ud. no paga su cuota de seguridad. En estos casos no hay discusión que el uso de la fuerza es inaceptable para que otros hagan lo que deseamos. El robo existe aún si el delincuente tuviera la buena intención de ayudar a los más necesitados con la totalidad de los bienes sustraídos de manera violenta. Es decir, no importa el uso que el antisocial haga con los bienes, la apropiación de los bienes ajenos por medio de la coerción es inmoral.

“Te ganarás el pan con el sudor de tu frente” dice la Biblia. No dice, “te ganarás el pan con el sudor del prójimo”, tal y como lo hace el delincuente.

Sin embargo existe otra manifestación del uso de la fuerza que el ciudadano común se pasa por alto: La ley. Quien no cumple la Ley en cuanto al pago de impuestos es encerrado en la cárcel u obligado a pagar cuantiosas sumas de dinero en multas. No es incorrecto que un político desee que todos ahorremos. Lo que es inmoral es que nos obligue por la fuerza de la ley a que ahorremos. No es incorrecto que un político nos quiera vender sus productos. Lo que es inmoral es que nos obligue a comprarle porque usa la figura de un monopolio o de un privilegio creado por Ley. Así como es inmoral que un ladrón nos despoje de nuestros bienes a punta de pistola, de igual manera es incorrecto que el político nos arrebate, vía impuestos, de nuestro ingreso por medio de una Ley y que nos castiga si no pagamos.

La apropiación de los bienes ajenos por medio de la coerción es inmoral, no importa si se trata de un delincuente, de un burócrata o de un político aunque su justificación sea la empatía con los pobres. Peor aún si el destino de los impuestos carece de toda justificación y su objetivo es alimentar los privilegios de una burocracia creciente o para favorecer a grupos de presión.

“Te ganarás el pan con el sudor de tu frente” dice la Biblia. No dice, “te ganarás el pan con el sudor del prójimo”, tal y como lo hace la burocracia, el grupo de presión y el político. Cuando cada uno de nosotros busca honradamente, como emprendedor, la mejor manera de ganarse la vida, no se está siendo egoísta, sino cumpliendo un deber. Quién es libre, puede disponer a su antojo de su ingreso honestamente adquirido. Solo el esclavo no dispone de su ingreso, sino que lo hace su amo. Por eso es que toda legislación que le quita a una persona parte de su propiedad a la fuerza –es decir, sin su consentimiento- para dárselo a un tercero, está violando el derecho de cada persona de disponer del 100% de su ingreso y de sus bienes.

Por eso es que los impuestos deben ser mínimos y solo para que el Gobierno cumpla su función esencial. “El fin de la ley no es ni abolir ni restringir, sino el preservar y engrandecer la libertad”, nos decía John Locke quien fuera un baluarte de la libertad y la democracia. Identificamos como violador de la libertad individual quien, entre otras cosas, nos expropie de nuestros bienes, bien sea por medio del engaño, o bien sea con el uso, o de la amenaza del uso, de la fuerza, sea a punta de pistola o por medio de la Ley.

Los Gobiernos se han excedido en sus funciones con la creación de muchísimas instituciones y programas que no cumplen función social alguna. Estas deben cerrarse cuanto antes y reducir la carga tributaria en vez de proponer nuevos impuestos violatorios de la libertad individual.

Si los impuestos son inmorales e injustos porque se basan en el uso de la fuerza, ¿significa eso que los pobres quedarán desamparados? ¿Es posible lograr justicia social sin un político administrando impuestos? Los Índices de Libertad Económica nos demuestran que ni los impuestos, ni el gasto público, ni las regulaciones excesivas son las generadoras de riqueza, sino todo lo contrario; pero esto es otro tema.

Recordemos: quien roba no es aquel que no paga impuestos, sino quien los cobra. Por eso decía Murray Rothbard en su libro The Ethics of Liberty, “La tributación es, pura y simplemente, un asalto”.


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