Fin a la Guerra en Contra de la Drogas en Honduras

Avatar Redaccion | August 8, 2014 232 Views 0 Likes 0 Ratings

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Fin a la Guerra en Contra de la Drogas en Honduras

Por Guillermo Peña Panting/Jorge Colindres

www.eleutera.org

El reciente caso de la masiva migración de menores a EE.UU., ha abierto una puerta para el debate de un tema que por moralidad se ha mantenido bajo el tapete, pero es hora de enfrentarlo, de frente y sin pasiones, Honduras tiene que ponerle fin a su participación en la Guerra Contra las Drogas y tratar el tema del consumo de drogas como un problema de salud, no de criminales. De entrada, es necesario aclarar que no se puede aceptar el lavado de activos ni violaciones a derechos humanos.

La costumbre de escuchar de hondureños migrando del país en búsqueda de un mejor futuro en Estados Unidos se ha vuelto algo normal y nada extraordinario.  Hasta estos últimos meses, los mismos gobiernos han hecho poco para parar la migración de personas, ya que el esfuerzo de esos valientes migrantes regresa al país como remesas, representando cerca del 20% del PIB nacional, un gran negocio para las empresas que mueven remesas.  Honduras lleva muchos años especializándose en un tipo de exportación, en el negocio de exportar hondureños, mano de obra y mentes brillantes que no encuentran el camino para mejorar su situación económica, vivir en tranquilidad o seguir sus sueños en su tierra.

Lo que no se había asimilado en el psiquis hondureño, es que en lo que va del 2014,  van más de 50,000 menores centroamericanos cruzando la frontera México-EEUU por su propia cuenta, sin acompañamiento de adultos, para escapar la pobreza y la ola de violencia que se vive en la

región centroamericana. Una encuesta del Pew Research Center encontró que en el período 2013-2014, el número de menores detenidos tratando de cruzar la frontera en EE.UU. aumentó en un 117%, comparando año con año.

No es difícil comprender las razones que llevan a estos hondureños a emigrar al norte, la falta de oportunidades para la superación económica personal y los altos índices de violencia son los principales factores que llevan a muchos a tomar la decisión. Sin embargo, no ha sido tan fácil, comprender las causas que hacen de Honduras un país tan violento y carente de oportunidades, y mucho menos lo ha sido (especialmente para la clase política) el determinar soluciones prácticas a esta situación.

La falta de oportunidades en América Latina se debe en gran parte, al igual que en cualquier otro lugar que sufra de las mismas carencias, a la falta de libertad económica y la débil institucionalidad. El Índice de Libertad Económica del Mundo del Fraser/Cato Institute nos demuestra que la inflexibilidad de la legislación laboral, la inadecuada protección de los derechos de propiedad, una deficiencia operativa del Poder Judicial, tanto en imparcialidad como en independencia política y los altos niveles de violencia que vemos en México, Venezuela, Colombia y Centroamérica son los principales factores que detienen el desarrollo de una economía fuerte y dinámica capaz de mejorar las condiciones de vida de la mayor parte de la población. La institucionalidad es gravemente afectada por los ilimitados fondos del narcotráfico y blanqueo de dinero, así como todos los residentes en Honduras que dicen “para que voy a respetar la ley, si ni me van a agarrar.”

En el índice antes mencionado, Honduras aparece calificada con un triste 1.63 de un máximo de 10, en cuanto a los costos en que se ven forzados a incurrir los negocios a causa del crimen. La pregunta en este caso es ¿qué está causando que Honduras sea el país con la tasa de homicidios más alta del mundo?¿Por qué la inseguridad le acarrea tantos costos a los negocios?

En un artículo escrito para la revista Military Times, el comandante del Comando Meridional de Estados Unidos (USSOUTHCOM), General John Kelly dijo lo que ya muchos otros indicadores han evidenciado, el hecho de que el 80% de las muertes violentas en Honduras están relacionadas con el tráfico de drogas.

Al igual que el Gral. Kelly, el Presidente de la República Juan Orlando Hernández atribuye la ola de violencia al alto consumo de drogas en EE.UU. ya que este provoca que toneladas de drogas ilícitas transiten por Honduras dejando miles de muertos en su camino hacia EE.UU. Sin embargo, no es precisamente la demanda de drogas la que causa tanta violencia, existe simultáneamente la demanda de alcohol, cigarrillos, materias primas, otras drogas legales y el resultado es que muy poca o nada de violencia es causada por el trasiego de estos productos por Honduras o cualquier otro país.

Lo que en realidad está causando las muertes de tantos hondureños, especialmente jóvenes, y al mismo tiempo obligando a tantos centroamericanos a migrar a EE.UU. para escapar de la violencia es  que las drogas sean ilegales, creando el sistema de prohibición más violento que ha visto la humanidad. Este sistema de prohibición opaca por mucho a la violencia creada en los años 1920s cuando los gobiernos de EEUU y otros países impusieron una prohibición al alcohol. En otras palabras es la política de prohibición y especialmente las tácticas de la Guerra en Contra de las Drogas iniciada por el presidente estadounidense Richard Nixon en 1971, sin lograr detener ni el consumo ni el tráfico de drogas, las que han estado generando tanta violencia no solo en América Latina, sino también en ciudades de EEUU. Para poner las cosas en perspectiva eliminando el factor tiempo, Al Capone sería mandadero de Pablo Escobar Gaviria y éste mismo sería mandadero del Chapo Guzmán. Pudiendo así ver, que con el pasar del tiempo, los sistemas de prohibiciones sólo crean un monstruo cada vez más grande.

El Presidente de Guatemala Otto Pérez Molina intentó hace unos años, organizar una estrategia diplomática en la que los países latinoamericanos pudieran exigir a EE.UU. que termine con la política de prohibición o que cumpla con sus responsabilidades y preste la ayuda suficiente para controlar la crisis de violencia que sus propias políticas han causado en otros países. El presidente Otto Pérez contó inicialmente con el apoyo del presidente Juan Manuel Santos de Colombia, pero encontró oposición de parte de Porfirio Lobo y Mauricio Fúnez, sus contrapartes centroamericanos. El Presidente Hernández, ha hecho fuertes declaraciones en contra de las tácticas de la Guerra en Contra de las Drogas de EE.UU que no se le habían escuchado a un mandatario del pequeño bloque de países que están en el afamado “patio trasero” del gigante del Norte. Aún así, sin reacción de la población hondureña, incluyendo las iglesias, los esfuerzos diplomáticos no pasarán a más.

Si queremos que Honduras cierre su capítulo de violencia que ha causado que tantos miles de catrachos se vayan de su casa, colonia, ciudad, país, o les alcance una muerte violenta, el camino pasa forzosamente por la descriminalización del consumo de drogas, la legalización controlada de estas sustancias y con ello, el fin de la Guerra en Contra de las Drogas.  No hay cantidad de dinero de EE.UU. que pueda eliminar el problema del narcotráfico, y no tenemos el tiempo para esperar a que EE.UU. decida finalizar esta larga guerra, tenemos que empujar el modelo que ya inició Portugal, Uruguay y el mismo estado de Colorado.  Nuestras familias merecen vivir en paz y que sus miembros, si quieren irse del país a buscar una mejor vida, no sea por un autoexilio.


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