Dejad que el Trigo y la Cizaña crezcan juntos

Avatar Redaccion | April 12, 2016 7232 Views 0 Likes 3.01 On 194 Ratings

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Dejad que el Trigo y la Cizaña crezcan juntos

Por Julio Guevara, abogado por la Universidad de San Pedro Sula y Coordinador Local de Estudiantes por la Libertad para Honduras.

Querido Lector(a). Quien escribe es una persona con altos valores cristianos y a la vez soy un amante de la doctrina libertaria. En pocas palabras, soy un libertario.

Siempre el tema de la Legalización de las drogas ha dividido mi conciencia, por una parte, creo en la libertad de todo individuo en realizar las acciones que mejor le convengan, y a la vez, tengo el legado en mí de la necesidad de que cierto intervencionismo del Estado es necesario para cumplir con las leyes de Dios. (Si no eres judío, musulmán o cristiano, esta idea posiblemente te parezca radical, si eres parte de una de las religiones que tenemos a Abraham como Padre seguramente lo entenderás).

Dentro de los libros de la Biblia: Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, (Pentateuco o Torah*) podemos encontrar la imagen de Moisés ante un pueblo dictando normas mediante las cuales el pueblo de Dios se ha de regir. Tales leyes marcaron el crecimiento de una nación en la cual Dios custodiaba a su pueblo y existía una intrínseca unión entre los designios de Israel y los mandatos de Dios. Esto ha conducido a que, dentro de la conciencia de las personas que nos encontramos influenciados por las religiones Abrahámicas siempre encontremos la necesidad de incluir dentro de nuestras propias leyes los mandatos de Dios para conducir por el camino correcto a nuestros pueblos.

Ahora, mi perspectiva como cristiano en la legalización de las drogas cambió al analizar con profundo cuidado uno de los relatos figurados (parábolas), que Jesús (Cristo) utilizó para hacer referencia al reino de los cielos. En el evangelio de Mateo 13:24-30: “El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando el trigo brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña. Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?” El les dijo: “Un enemigo ha hecho esto”. Y los siervos le dijeron*: “¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?” Pero él dijo*: “No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella. “Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: ‘Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.””

Podemos entender el “campo” como el “mundo” y a la vez como el “corazón” individual de cada persona. Dios quiere plantar buena semilla dentro de cada uno de nuestros corazones, para que esta produzca buen fruto. Pero a la vez Dios reconoce que nos podemos “dormir” cada uno individualmente y que podemos permitir que el “enemigo” siembre cizaña dentro de nuestro campo.

Pero Dios siendo omnipotente y todopoderoso decide no arrancar esta “mala semilla” porque ve que al arrancarla puede producir un mal mayor, puede arrancar con ella al buen trigo.

Si Dios omnipotente permite que la cizaña crezca junto al trigo. ¿Porqué el Estado con sus aparatos represores pelean en una lucha sumamente violenta para intentar arrancar a como dé lugar esta mala hierba que se ha plantado? ¿Acaso no ven que por intentar arrancar la cizaña a como dé lugar también matan al desafortunado trigo que crece junto a ella? Porque no tomamos un buen consejo y dejamos que en el mundo la cizaña y el trigo crezcan juntos, ya vendrá el tiempo de la siega en que la cizaña y el trigo serán separados, pero nosotros no seremos los segadores. En verdad dejemos que la cizaña y el trigo crezcan juntos.


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